Jerry Lee Lewis "Live At The Star Club Hamburg" (1964)

Para 1964 Tonny Iommi jugaba con tierra y Lemmy Kilmister todavía se cagaba en los pantalones, no existía el heavy metal, ni mucho menos el thrash. Existía Jerry Lee Lewis, “el asesino”.


Vetado de las radios estadounidenses por haberse casado con una joven de 15 años, con un contrato terminado en Sun Records y basureado por la crítica debido a las bajas ventas, Lewis pasaba por pésimos momentos. Para colmo los norteamericanos y el mundo en general estaba enloquecido por la famosa “invasión británica”, sumado a sus problemas con alcohol y drogas, el asesino estaba en las cuerdas y lo que había dentro de su pecho era una bomba de tiempo.

Escapando de tanta mala onda Lewis viaja a Alemania y ahí es donde el demonio hizo su jugada maestra, cruzando los camino del asesino con el de unos viejos amigos suyos, los Nashville Teens, que venían girando desde Inglaterra y terminaban tocando en el Star Club de Hamburgo. Los Nashville Teens decidieron regalarle una de las noches que tenían programadas para tocar al Asesino, donde por supuesto ellos harían de músicos de sesión. 


Un par de anfetas y un vaso de whiskey era todo lo que necesitaba Lewis para que esa bomba que tenían en el pecho estallara.

Dicen que en el momento que Jerry Lee Lewis poso los dedos sobre su piano la noche del 5 de abril de 1964, la tierra tembló y un incendio estalló en las almas de todos los presentes, pero era demasiado tarde para escapar, los Nashville Teens solo se limitaban a mirarse con sorpresa entre ellos intentando con todo su esfuerzo mantener el ritmo endemoniadamente veloz que llevaba el asesino, salvaje e imparable, cual tormenta arrasando con todas las trancas y malas vibras que en su país natal le habían cargado. Para nuestra suerte, dicen que esa noche el mismo demonio apretó •rec, regalándonos así el registro en vivo más salvaje de la historia del rock n’ roll.


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