Cuando hablamos de Nosferatu, lo primero que se nos viene a la mente es esa figura famélica, con profundas ojeras y afilados dientes ratonescos, rasgos exacerbados gracias a una increíble iluminación que pocas veces ha podido ser igualada. Pero la fascinación que despierta esta obra no solo es producto de la lúgubre estética del expresionismo alemán, hay algo más allá, una segunda lectura oculta a los ojos del espectador común, pero visible para unos pocos elegidos...
A pesar de parecer garabatos dibujados al azar, según Berriatúa, todos los símbolos que aparecen en la película están insertados para ser entendidos por un iniciado en grupos ocultistas |